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Perdóname por ir así buscándote (La confrontación en psicoterapia)


Perdóname por ir así buscándote
tan torpemente, dentro
de ti.
Perdóname el dolor, alguna vez.
Es que quiero sacar
de ti tu mejor tú. 

-Pedro Salinas
(La voz a ti debida)

Estos versos de Pedro Salinas reflejan de modo poético exquisito la labor terapéutica, dando así luz a esa faceta de "arte" que tiene la psicoterapia.

Para trabajar el sufrimiento humano y sus causas patológicas es muy necesario trabajar a dos patas, ambas igualmente imprescindibles: el APOYO y la CONFRONTACIÓN. 

"Apoyo" implica la aceptación incondicional de la persona, sin juicios. Se trata de reconocer y dar valor a lo genuino del paciente y ofrecer ayuda para que descubra y utilice sus propios recursos y capacidades. El objetivo es que el paciente desarrolle una mayor confianza en sí mismo y en su capacidad para manejar sus problemas. Pero solo con esto la terapia se queda coja, no moviliza el cambio. Es "caldito de pollo" para convalecientes.

Para que la persona se levante e inicie la marcha es precisa la otra pata, esto es, la "confrontación". Se trata ir a los impedimentos, a las cadenas, a los amarres. Se trata de señalar aquellas capas inauténticas o neuróticas inscritas en los patrones de personalidad, de creencias irracionales y conductas invalidantes. Esto puede rascar y escocer, haciendo emerger la resistencia al cambio y mecanismos de defensa, como la negación, para no experimentar el dolor de descubrirse aspectos insatisfactorios y desagradables.

La confrontación en la terapia es una técnica utilizada para ayudar a los pacientes a tomar conciencia de los propios comportamientos, pensamientos y emociones  que interfieren con un funcionamiento psicológico sano. A través de la confrontación, el terapeuta apunta a las discrepancias o incongruencias en lo que el paciente dice y hace, con el objetivo de que pueda, mirar, ver y entender mejor sus propios patrones desajustados y cómo estos afectan a su vida.

No se trata de ser juez, agresivo o crítico, sino de ser directo y honesto, ayudando al paciente a enfrentar aspectos de sí mismo que puede estar evitando o no reconociendo. Por ejemplo:

Señalar Incongruencias: si un paciente dice que está feliz pero su lenguaje corporal muestra tristeza, el terapeuta puede señalar esta discrepancia.

Explorar Emociones Reprimidas: ayudar al paciente a reconocer y expresar emociones que ha estado reprimiendo. Con las emociones como la rabia o el miedo es muy frecuente esta inconsciencia.

Con la confrontación el terapeuta cumple una función de guía para facilitar al paciente el uso de sus propios recursos y encuentre su autoapoyo. La actitud del terapeuta debe ser de interés y calidez, ayudando a hacer frente a sus asuntos inconclusos y a reconocer y permitirse expresar sus emociones auténticas.

Trabajar la confrontación implica un enfoque cuidadoso y respetuoso. Aquí tienes algunos puntos clave para abordar la confrontación de manera efectiva:

Crear un Ambiente Seguro: Es fundamental que el paciente se sienta seguro y apoyado. Esto se logra a través de una relación terapéutica basada en la confianza y el respeto mutuo.

Escucha Activa: Presta atención no solo a las palabras del paciente, sino también a su lenguaje corporal, tono de voz y expresiones faciales. La escucha activa ayuda a comprender mejor las emociones y necesidades del paciente.

Claridad y Honestidad: Sé claro y honesto en tus observaciones y comentarios. La confrontación debe ser directa pero no agresiva. Es importante expresar lo que se observa sin juzgar ni interpretar.

Empatía: Muestra empatía hacia el paciente. Comprender y validar sus sentimientos y experiencias es crucial para que la confrontación sea constructiva.

Uso del Aquí y Ahora: Enfócate en el momento presente. el énfasis en lo que está ocurriendo en el aquí y ahora, facilita la confrontación de manera inmediata y relevante.

Exploración de Asuntos Inconclusos: Ayuda al paciente a identificar y confrontar asuntos inconclusos que puedan estar afectando su bienestar emocional. Esto puede incluir emociones reprimidas, conflictos no resueltos o patrones de comportamiento desadaptativos.

Fomentar la Autoexploración: Anima al paciente a explorar sus propios sentimientos y pensamientos. La autoexploración es una herramienta poderosa para que el paciente tome conciencia de sus propios recursos y capacidades.

Mantener una Actitud de Apoyo: Acompaña al paciente en su proceso de confrontación con una actitud de apoyo y calidez. Esto les ayudará a sentirse comprendidos y menos defensivos.

Uso del Humor: En algunos casos, el humor puede ser una herramienta útil para aliviar la tensión y facilitar la confrontación de manera más ligera y accesible.

Como terapeuta, es importante reflexionar sobre tus propias reacciones y emociones durante la confrontación. La supervisión regular puede ser útil para revisar y mejorar tus habilidades terapéuticas. 

La supervisión es esencial para que los terapeutas revisen y compartan sus experiencias y dificultades. Es muy importante que no se conviertan en figuras de permisividad y condescendencia para el paciente, lo cual es muchas veces una forma de utilizarles para ganarse su complacencia e inflar su propio ego, convirtiendo a la persona en un objeto a su servicio.


La confrontación en la terapia Gestalt se utiliza con varios fines importantes:

Aumentar la Conciencia: La confrontación ayuda a los pacientes a tomar conciencia de sus patrones de comportamiento, pensamientos y emociones que pueden estar fuera de su conciencia inmediata. Al ser confrontados con estas realidades, pueden empezar a reconocer y entender mejor sus propias acciones y reacciones.

Resolver Asuntos Inconclusos: Muchas veces, los pacientes tienen asuntos no resueltos del pasado que afectan su bienestar emocional en el presente. La confrontación puede ayudar a traer estos asuntos a la superficie para que puedan ser abordados y resueltos.

Fomentar el Crecimiento Personal: Al enfrentar sus propios miedos, inseguridades y conflictos internos, los pacientes pueden hacer crecer emociones que se han quedado interrumpidas en un estado infantil/adolescente, y desarrollarlas hacia una emocionalidad madura. La confrontación les permite ver sus propias limitaciones y trabajar para superarlas.

Mejorar las Relaciones Interpersonales: La confrontación puede ayudar a los pacientes a entender cómo sus comportamientos afectan a los demás y a mejorar sus habilidades de comunicación y relación. Esto puede llevar a relaciones más saludables y satisfactorias.

Promover la Autenticidad: La confrontación anima a los pacientes a ser más auténticos y genuinos en sus interacciones. Al confrontar sus propias máscaras y defensas, pueden empezar a vivir de manera más auténtica y congruente con sus verdaderos sentimientos y valores.

Desarrollar la Autoapoyo: La confrontación puede ayudar a los pacientes a desarrollar un mayor sentido de autoapoyo y confianza en sí mismos. Al enfrentar y superar desafíos, pueden aprender a confiar más en sus propios recursos y capacidades.

En resumen, la confrontación es una herramienta poderosa para promover la conciencia, el crecimiento personal y la autenticidad, ayudando a los pacientes a vivir de manera más plena y satisfactoria.

...
Es que quiero sacar
de ti tu mejor tú.
Ese que no te viste y que yo veo,
nadador por tu fondo, preciosísimo.
Y cogerlo
y tenerlo yo en alto como tiene
el árbol la luz última
que le ha encontrado al sol.
Y entonces tú
en su busca vendrías, a lo alto.
Para llegar a él
subida sobre ti, como te quiero,
tocando ya tan sólo a tu pasado
con las puntas rosadas de tus pies,
en tensión todo el cuerpo, ya ascendiendo
de ti a ti misma.
Y que a mi amor entonces le conteste
la nueva criatura que tú eras.

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